miércoles, 15 de diciembre de 2010

Homenajean a Rafael Barrett en el centenario de su fallecimiento

Rafael Barret llega a Paraguay en 1904. Viene como corresponsal del diario El Tiempo, de Buenos Aires, para informar sobre la revolución liberal que se vive en el país. Llega a Villeta, cuartel general de los revolucionarios, y enseguida simpatiza con los jóvenes que se habían sumado a la revolución. Con ellos entra en Asunción, en diciembre de ese mismo año, y allí se queda, trabajando primero como funcionario de correos, luego como agrimensor. En abril de 1906, se casa con Francisca López Maiz, su compañera de toda la vida.

Anarquista convencido, Barret da conferencias para los obreros y crea la revista Germinal, órgano de denuncia y de expresión para las organizaciones gremiales. Su lucha le lleva a ser encarcelado y desterrado, primero al Matto Grosso, luego a Montevideo donde conecta enseguida con  la vanguardia intelectual.

Desafiando a las autoridades, regresa clandestinamente al país y se instala en Yabebyry, Departamento de Misiones, donde hace poco los pobladores le rindieron justo homenaje colocando carteles que recuerdan su paso por la Estancia Laguna Porä, donde estuvo entre el 9 de marzo de 1909, y el 21 de febrero de 1910.

Sus libros, publicados en su mayor parte en Uruguay y Argentina, después de su muerte, lo convirtieron en un referente del pensamiento revolucionario. En el Paraguay su mensaje fue silenciado, pero escritores de la talla de Gabriel Casaccia y Josefina Plá reconocieron el valor de sus escritos, y otros, como Hérib Campos Cervera, Augusto Roa Bastos y Elvio Romero, asumieron su magisterio y prolongaron en su propia obra su mensaje revolucionario.